La Asociación de Comerciantes y Empresarios de Torremolinos (ACET) visitaba esta semana el impresionante legado que la diva dejó. Una gran estrella de los escenarios y de la canción entre los años treinta y sesenta, y que abrió las fronteras de España en el siglo XX, la inolvidable Imperio Argentina.
El artífice de esta proeza, el que fue su secretario y ahora propietario del legado, Fernando Aisa, invitó al equipo de la ACET a visitar esta impresionante muestra que acoge en su casa de la Nogalera. Gracias al poder notarial que la actriz firmó antes de su fallecimiento (en agosto de 2003) Fernando posee la mayoría de sus recuerdos, con el consentimiento de sus herederas legales. Cientos de objetos, numerosos premios y reconocimientos ocupan un destacado lugar en este valioso “museo”. De este modo, la Asociación pudo conocer parte de la historia de la artista a través de sus objetos personales, tales como el Goya de Honor, la medalla de oro y brillantes que le entregó en 1925 la reina Victoria Eugenia o la Medalla de Bellas Artes que le dio el rey Juan Carlos I. Así como un numerosos despliegue de joyas de un gran valor sentimental, como los pendientes que lució en la película “Carmen la de Triana”, la pulsera que le regaló el rey Hasán II de Marruecos, o incluso una pulsera de oro y pelo de elefante que la artista llevó puesta hasta su muerte, era su amuleto. Entre otros muchos accesorios, como una colección de abanicos, mantillas y en general, un amplio vestuario que la artista reunió a lo largo de su carrera.
Su dormitorio, su apreciado piano, librerías, otros muebles y numerosos enseres y menaje de cocina, tales como algunas de las vajillas y cubertería usadas por la diva para sus celebraciones, también forman parte de la muestra.
La actriz estuvo rodeada de poetas, escritores y grandes pensadores de la época, además de otros numerosos artistas, que la admiraron y quisieron por su arte y su carácter humano. Muestra de ello son las cartas que le dedicaron escritores como Juan Ramón Jiménez, José María Pemán, Azorín y Antonio Gala, el guitarrista Andrés Segovia, o los cantantes Concha Piquer y Miguel de Molina.
Mención especial merecen las invitaciones que Hitler envió a la actriz en 1939 para que grabara en los estudios alemanes, entre otras curiosidades como la invitación al enlace matrimonial de Rocío Jurado y José Ortega Cano.
Todo ello conservado en perfecto estado y cuidado por Fernando Aisa con esmero y pasión. Una visita que la ACET pudo disfrutar gracias a la magnífica atención prestada por su impulsor, con quien el equipo directivo de la Asociación ya se ha comprometido a difundir la importancia de esta valiosa herencia y a colaborar conjuntamente en eventos que rememoren a la artista.